Esta parte es probablemente la más importante, sobre todo para aquellos que ingenuamente no valoran la unidad de criterio y el origen, no casual, de la manipulación sistemática de la realidad que hace la izquierda.
La izquierda periodista recuerda cómo la izquierda ha dominado el debate de ideas en las últimas décadas, sobre todo porque ha ganado la batalla de la imagen y porque ha conseguido imponer el mensaje de que sus ideas son positivas, transformadoras y generadoras de progreso, al tiempo que ha difundido que las ideas de la derecha son reaccionarias y negativas.
Por tanto, se hace necesario desvelar algunas de las inquietantes cavernas del progresismo, entendidas como ideas que nada tienen que ver con el progreso deseable de la humanidad sino con el cuestionamiento de algunos de sus grandes logros en las conquistas de la libertad, la igualdad y la tolerancia.
Hay cuatro cavernas específicas: la terrorista, en la que el progresismo despliega sus simpatías, comprensiones y ejercicios de integración con los terrorismos de extrema izquierda y nacionalistas; la pacifista, frente a lo que la izquierda llama la respuesta militarista de la derecha; la identitaria, que engloba el multiculturalismo y el feminismo, y la radical, que entronca con la impunidad ideológica con la que ha actuado el progresismo.
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