sábado, 31 de agosto de 2013

La Comunidad Judía en Gibraltar

En la actualidad una ley prohibe a los españoles afincarse en Gibraltar, permitiendose sin embargo su afincamiento a judios y otras etnias.

Por su parte, la historia de los Judíos de Gibraltar está ligada a la ocupación británica definitiva en 1713 y muy vinculada al desarrollo y crecimiento de la población civil de la ciudad al abrigo del emporio comercial en que se va a convertir Gibraltar a partir del siglo XVIII. Pero un año después de la toma en 1705 los judíos procedentes del norte de África se fueron instalando y consolidando posiciones.

El elemento clave para entender la historia del asentamiento judío en la colonia reside términos en
los que se redactó el Artículo X del Tratado de Utrecht, que prohibía expresamente la residencia de moros y judíos en Gibraltar. Después de casi 300 años este sigue siendo aún un factor decisivo en la percepción del judío gibraltareño hacia España que, como veremos más adelante, presenta una imagen de un país duro e intransigente, más próxima a la época de la inquisición que a la actual, asentada en los principios democráticos de un Estado de Derecho.

El Tratado de Utrecht,  es el referente de la historia contemporánea de los que allí habitan hoy día. Las biografías personales de los llanitos judíos, la mayor parte de ellos de origen sefardí,se configuran mentalmente con ese hecho histórico como primer punto de partida de lo que hoy son los descendientes de aquellos primeros que arribaron para atender lasnecesidades de la guarnición militar británica. Aún más, si cabe, la comunidad judía se ve afectada por el Tratado de Utrecht en el cual hay referencia expresa a este colectivo:

" Y S.M. Británica, a instancias del Rey Católico, consiente y conviene en que no se permita por motivo alguno que Judíos ni Moros habiten, ni tengan domicilio enla dicha ciudad de Gibraltar, y que no se de entrada ni acogida a los navíos de guerra de los Moros en el puerto de aquella ciudad, con que se pueda la comunicación a Ceuta, o ser infestadas las costas Españolas por los Moros; y como hay tratados de
amistad y libertad, y frecuencia de comercio entre los vasallos Britanos y algunas regiones de la costa de África, se ha de entender siempre que no se les pueda negar la entrada en el puerto de Gibraltar á los Moros y sus navíos .Promete también S.M. la Reina de la Gran Bretaña que a los habitantes de la dicha ciudad de Gibraltar se les concederá el uso libre de la Religión Católica Romana. "

Con anterioridad a la firma del Tratado y ya durante los primeros días de la ocupación británica se establecieron relaciones muy cordiales con las autoridades del hoy Reino de Marruecos que se convirtió en
el aprovisionador de víveres para las nuevas autoridades instaladas en el
Peñón. Gibraltar rota toda comunicación por tierra con España después de la ocupación. La dificultad para obtener provisiones se convertiría en el problema mayor y uno de los factores más importantes en la configuración de la historia reciente de Gibraltar. Lo cual hizo de Marruecos un fiel aliado en los momentos más difíciles, posibilitando, a su vez, a los judíos y a los moros mercaderes de ese país iniciar relaciones comerciales con la nueva colonia inglesa.

Así, desde 1705 hasta 1712 se conocen las primeras referencias de los antepasados de esta comunidad .Hasta 1712 las relaciones entre las autoridades británicas de Gibraltar y el Sultán de Marruecos
habían sido cordiales y fluidas, pero éstas se deterioraron con la firma de la Paz de Utrecht en la que Gran Bretaña se comprometía a expulsar a los judíos y moros de Gibraltar, súbditos del Sultán, lo que con toda lógica agravó y deterioró la situación. Pero la diplomacia británica jugó, en beneficio propio, con un doble lenguaje en sus acciones. El 2 de julio de 1713 firma el Tratado de Utrecht y el 22 de julio de 1714 firma con
Marruecos un Tratado de Paz, Amistad y Comercio que sentaba las bases para el acuerdo definitivo de 13 de enero de 1721 en el que establecía en el Artículo VII que los súbditos del Emperador de Fez y Marruecos,Judíos y Moros, residentes en los dominios del Reino de la Gran Bretaña, deberán gozar completamente de los mismos privilegios que están garantizados a los británicos residentes en Berbería.



Hoy, los judíos gibraltareños son cualitativamente muy importantes en todos los ámbitos de la vida cotidiana del lugar, desde el político hasta el cultural aunque supresencia numérica sea reducida si los comparamos con otros grupos religiosos presentes en el Peñón. La consolidación de la población judía se hizo significativa a raíz de su participación del lado de Gran Bretaña durante los sitios españoles en los que demostraron ser una parte integrada en el conjunto de la guarnición, posibilitándoles su asentamiento. El número de judíos residentes continuó incrementándose y a mediados del siglo XVIII eran algo más de 1.000. Durante
el siglo XIX la comunidad siguió prosperando y los judíos junto con otros residentes habían organizado ya sus estructuras sociales obteniendo mayor respeto y status.

Así en 1819 todos los elementos de discriminación religiosa en Gibraltar que afectaban principalmente a judíos y católicos fueron eliminados. Ya en el siglo XX los judíos han continuado desarrollando
sus actividades en una atmósfera de completa libertad e igualdad, derivada de suposición de privilegio, completamente integrados y tomando parte activa en todos los aspectos de la vida de la ciudad, mientras al mismo tiempo preservaban su propia identidad como comunidad religiosa.


La identidad religiosa como expresión de la diferencia

El ascenso del fundamentalismo en Gibraltar.

Como parte de la investigación que estamos llevando a cabo sobre estas sociedades multifronterizas, hemos
detectado en Gibraltar la presencia, cada vez mayor, de elementos religiosos radicales en el interior de la comunidad judía. Un creciente fundamentalismo está quebrando la normalidad en el interior de las mismas y con frecuencia este fenómeno fractura la cohesión interna en términos de clase y status.
Muchas de las familias más influyentes y acomodadas están utilizando esta forma extrema de identificación religiosa para marcar las distancias con el resto de su comunidad. Además, la pertenencia a estos grupos extremos afianza la posición dominante de estas familias y se convierte en un claro referente de la pertenencia a la élite. Estas formas de exclusivismo en términos de clase y status se consolida coincidiendo con la búsqueda de nuevas alternativas económicas y como consecuencia de las nuevas formas de
poder emanadas de las mismas.

Esta situación es percibida claramente por el resto de los miembros de las demás comunidades y advierten que el fenómeno está afectando a la toma de las decisiones políticas. Un microcosmos de posibilidades se abren si analizamos las relaciones entre las distintas comunidades que no presentan una imagen sólida, compacta y sin fisuras.

Miembros de las otras comunidades se lleva a cabo desde posiciones de dominación, en función de aquellas que estudiemos. Se confirman diferencias tanto en el seno de las comunidades como en las relaciones entre ellas, siempre con distintos grados de distancia y con percepción variable de unas sobre las otras. Si cruzamos las variables podemos concluir que existen muchas diferencias en las relaciones y en la imagen. Sin embargo, las divergencias internas y entre las distintas comunidades quedan resueltas ante un elemento exterior que les cohesiona y les hace tomar conciencia de sí mismos. Este es el papel asignado a España y al otro lado de la frontera, es decir,al Campo de Gibraltar en el largo proceso de formación de la identidad gibraltareña en el que nuestro país tiene un destacado papel.

Todos los miembros de las comunidades coinciden en los posicionamientos acerca de la idea de España y sobre las negociaciones del contencioso. El discurso está lleno de resentimiento y las posturas más
enconadas las encontramos en las comunidad judía. En general, el acercamiento a España depende de la voluntad de éste país por conocer a fondo esta ciudad y solucionar los problemas generados en el paso
fronterizo, convertido en el elemento utilizado por los políticos gibraltareños como soporte para evidenciar sus argumentos tendentes a considerar a España como un país sin la menor intención de respetar los
deseos y los intereses locales. Este argumento construido socialmente y reproducido por los políticos para obtener réditos electorales ha sido devuelto a la sociedad con mucha más fuerza y con respaldo
institucional.

Otro elemento interesante en esta sociedad multifronteriza acostumbrada a la diversidad es que la desconfianza no sólo se deposita en España, sino también en Gran Bretaña. Cada vez con más fuerza, los
gibraltareños reconocen desconfiar de las promesas de Gran Bretaña y dudan de que éste país cumpla con el compromiso contraído con esta población.

En 1815 y 1845 España permitió, por razones humanitarias, asentamientos británicos en territorio español. El motivo fue dos epidemias de fiebre amarilla que sensibilizaron a los españoles posibilitando que los ingleses
instalaran campamentos sanitarios fuera de la ciudad de Gibraltar. Cuando las epidemias fueron un triste recuerdo, los campamentos sanitarios se convirtieron en campamentos militares afianzándose la posición británica sobre el territorio que ocuparon. Los límites territoriales de estos asentamientos ilegales fueron confirmados en agosto de 1908 con la instalación, por parte del Reino Unido, de la Verja. En 1933, los británicos decidieron construir una pista de aterrizaje que fue posteriormente ampliada, en 1938, cuando España estaba en plena Guerra Civil. En 1941, se llevaron a cabo nuevas obras en el aeródromo llegando definitivamente a penetrar en las aguas de la bahía y violando de nuevo espacios de soberanía española.

Se abre así una nueva controversia sobre los límites marítimos del Peñón. España, respecto a las aguas adyacentes al istmo, se ha negado a examinar la cuestión en términos de controversia puesto que no reconoce soberanía británica sobre el mismo. Respecto a las aguas adyacentes al Peñón, España se ajusta al Tratado de Utrecht y afirma que cuando en dicho tratado se alude a la cesión del puerto de Gibraltar, se hace refiriéndose a las aguas que bañan la base de la fortaleza y a la extensión máxima que Gran Bretaña puede reclamar con arreglo a las estipulaciones del Tratado. Los británicos confirmaron públicamente, el 12 de julio de 1966, su soberanía sobre el istmo, no será hasta 1981 cuando los británicos, en una nota al Ministerio de Exteriores español ,reconocen que el istmo es objeto de controversia, pero el territorio del istmo no fue transferido jamás por acuerdo alguno.

Por todo ello, y aunque este territorio sea generador de las caracteristicas propias de una sociedad de frontera, oficialmente es un trozo de tierra rodeado por una Verja. En la actualidad una ley prohibe a los españoles afincarse en Gibraltar, permitiendose sin embargo su afincamiento a judios y otras etnias.

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