martes, 3 de septiembre de 2013

La manipulacion de la Desinformacion..


En nuestra época, la desinformación es el más peligroso de los males para la democracia, la información, pasada rápidamente en el telediario del mediodía, será quizá desmentida en el telediario noche, esta realidad virtual, realidad del instante, no permite una comprensión del suceso en su globalidad, nos proporciona una imagen, una información que debemos compilar con las imágenes e informaciones ya recibidas en el pasado. De estos cabos de información, apilados los unos a los otros, es de los que obtenemos nuestro conocimiento del mundo. Este conocimiento nos parece de una verdad irrefutable, ya que las imágenes estaban allí para apoyar la información. Cuanta más imagen haya acompañado un tema, más importancia tomará éste último, y menos podrá cuestionarse su veracidad. Los poderes políticos, e incluso los lobbies industriales, se apoyan sobre este razonamiento para manipular la opinión.


Si se quiere que un conflicto que interfiere con algunos intereses, termine en una parte del mundo, se hará por medio de movilizar la opinión sobre una guerra "`particularmente" asesina, o sobre las graves consecuencias ecológicas gracias a imágenes impactantes, incluso si éstas no forman parte del peligro en cuestión polémica en relación a la imagen de un cormorán empapado de petróleo, supuesta víctima de las destrucciones sistemáticas de los pozos kuwaitianos por parte de
los ejércitos iraquíes huyendo del Golfo, y que se trataba en realidad de una imagen de archivo de una catástrofe petrolera bretona… Si se quiere ahogar un suceso, una información, se arregla para eliminar la imagen que acompaña a los hechos. Actualmente es imposible obtener las fotos de satélite de la C.I.A. en el lugar donde tuvo lugar la explosión del vuelo T.W.A. 800 el 17 de junio de 1996, estando protegidas tras una directiva presidencial. 
Imponemos esta forma de pensar minoritaria por el número de personas que la comparten a la totalidad del globo, gracias al poder mediático de las agencias antes mencionadas. Además, a quienes más pagan por los servicios de estas agencias les sorprendería descubrir informaciones que no van en el sentido de lo que ellos piensan que es la única vía posible
para el futuro de la humanidad: el liberalismo. La sociedad de consumo, resultado y pulmón del liberalismo, expande ostensiblemente sus ventajas a través de los espots publicitarios que alaban los méritos de los productos, siempre mejores, mientras que el tema de los reportajes entrecortados por estos espots son la pobreza, la guerra y el hambre.


O bien se arregla para que los medias difundan al mundo entero lo que se quiere que éste vea. Y quien lo arregla es tanto el patrón de un gran restaurante, que orientará al cámara de una televisión para que el objetivo no cruce inesperadamente el camino de una cucaracha, como los militares que, concretamente en la guerra del Golfo, hacen que se presente una guerra limpia y sin borrones frente al mundo, o como todo aquel que en lenguaje ufológico podría denominarse los "dé bunkers" de la información.
Tres grandes agencias de prensa dominan el medio de información mundial: A.P., Reuter y la A.F.P. Están situadas en Estados Unidos y en Europa occidental. Esta visión centralizada del mundo ofrece un reflejo de los acontecimientos tratados, deformados por nuestra forma de pensamiento occidental.

El principio de base de la censura moderna consiste en inundar las informaciones esenciales con un diluvio de noticias
insignificantes difundidas por una multitud de medios de comunicación social con contenidos similares. Esto permite a la
nueva censura mantener todas las apariencias de pluralidad y democracia.
Esta estrategia del entretenimiento y distracción se aplica en primer lugar a los noticieros televisados, principal fuente de información pública. Este método es también denominado problema- reacción- solución. Se crea primero un problema, una situación  prevista para suscitar una cierta reacción del público, a fin que éste¡ sea el demandante de las medidas que se desea hacer aceptar.
Por ejemplo:  organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad o policíacas en detrimento de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.
La mayoría de los spots de publicidad dirigida al gran público utiliza un discurso, argumentos, personajes, y un tono
particularmente infantil, muchas veces próximo a lo débil, como si el espectador fuera un niño de baja edad o un deficiente
mental. Cuanto más se busca engañar al espectador u oyente, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. Hacer creer al individuo que el solo es responsable de su desgracia, a causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en vez de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se auto- devalúa y culpabiliza, lo que genera un estado depresivo del cual uno de sus efectos es la inhibición de la acción.

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