jueves, 10 de mayo de 2012

interferencias políticas..el caso FAISÁN..y el 11-M..la conexion


..Las interferencias políticas en operaciones policiales son el gran enemigo de la eficacia policial y el servicio al ciudadano. Por ley se establece la lógica dependencia de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Gobierno de la Nación. Pero no es la única dependencia, en el marco de sus investigaciones la Policía, actuando como policía judicial, está a los órdenes de jueces y tribunales. Además está un interés o deber superior, el imperio de la ley. Ningún funcionario policial está obligado a cumplir una orden claramente ilegal.

El caso FAISÁN, también conocido como el caso del chivatazo a ETA, ha supuesto un grave descrédito para el Cuerpo Nacional de Policía. A la opinión pública le resulta difícilmente comprensible como unos policías pueden avisar de una inminente operación a unos colaboradores de la banda terrorista ETA. Por mucho que se enmarcara dentro de un proceso de negociación con la banda terrorista. Negociación que, por cierto, negaba el Gobierno.



No son los únicos que no entienden esta situación. El malestar generado dentro del Cuerpo Nacional de Policía es muy importante. Muchos agentes y mandos intermedios, que se juegan a diario la vida en las calles en la lucha contra la delincuencia y el terrorismo, están indignados. Son “los otros indignados”. No alcanzan a entender como es posible que algunos mandos accedan de esta forma a las peticiones de los políticos de turno. Creían haberlo visto todo. Pues no, aún faltaba por ver a policías acusados de colaboración con ETA. Porque nadie debe dudar de que es una colaboración como la copa de un pino. Aunque no compartan sus fines, que estoy seguro que no comparten, han colaborado con la banda. Probablemente el traficante de armas serbio que vende rifles de asalto a los terroristas tampoco comparta sus fines y, sin embargo, colabora con ETA.

El servilismo de los altos mandos para con los políticos es un mal endémico en la Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Más acusado en el Cuerpo Nacional de Policía. Los mandos tratan de congraciarse lo más posible con el político de turno, los Delegados del Gobierno en las CC.AA. ,el Director General de la Policía, el Secretario de Estado, el Ministro del Interior y muchos otros. Gran parte de los puestos de responsabilidad en la Policía son de libre designación, esto implica que los mandos son elegidos “a dedo” y que la carrera profesional se presenta como algo totalmente incierto e imprevisible. Se da la paradoja de que en ocasiones un Comisario manda a un Comisario principal, su superior en el escalafón de la Policía. En otras ocasiones Inspectores e Inspectores Jefes ven ascender por encima de ellos a personal que han sido sus subordinados anteriormente. Hay un dicho en la Policía que se comenta medio en broma “si quieres hacer carrera sácate el carnet del partido”. Muchos no se lo toman a broma.



Para los jefes puede ser sumamente beneficioso tocar asuntos que sean de interés político. Pueden hacer carrera, pueden situarse bien, dependiendo de como manejen el asunto. La información que se acumula sobre ciertos temas delicados genera todo un círculo de favores que son recompensados con destinos en embajadas ganando mucho dinero, jefaturas importantes y demás puestos golosos.

Pero para los investigadores, mandos operativos intermedios y agentes de campo, no resulta tan bonito. Más bien al contrario. Un buen investigador desea sacar su caso, que le dejen trabajar. El conoce bien su oficio. ¿Qué ocurre en los temas muy mediáticos y en los temas que afectan a intereses políticos?, pues el efecto contrario. Los investigadores se ven presionados, no pueden tomar decisiones siguiendo la pura lógica profesional, a veces se ven abocados a adelantar la operación antes de tiempo porque interesa políticamente detener antes de unas elecciones. En otras ocasiones se les indica el camino a seguir o se les entorpece descaradamente. Finalmente, si se es demasiado obstinado y se toma un camino poco conveniente para algunos, se le defenestra.

Muchos investigadores, deseando vocacionalmente realizar un trabajo policial y de servicio a la sociedad, huyen lo más posible de los casos susceptibles de interferencias políticas como pueden ser el terrorismo y los asuntos relacionados con la corrupción. Los suyo es coger chorizos y que les dejen trabajar.

Por cierto, la oposición también manipula e interfiere. Otro día hablaremos del caso GURTEL y como el PP trató de desacreditar el sistema SITEL empleado en las escuchas. Una herramienta fundamental en la lucha contra la delincuencia organizada y el terrorismo y que siempre se utiliza con mandamiento judicial.



Dejo un interesante enlace sobre el caso FAISÁN

http://www.gees.org/articulos/guia_para_la_caza_del_faisan_8531




Los errores se producen a diario, forman parte de la conducta humana. Quién piense en las investigaciones policiales y judiciales como algo claro y matemático está equivocado. Incluso un organismo policial tan prestigioso, reconocido y mediático como el FBI comete fallos clamorosos y, en ocasiones, le es enmendada la plana por la policía de algún pequeño país, como por ejemplo este llamado España.

El 11 de marzo de 2004 se produjeron los atentados de las mochilas bomba en la red de trenes de Cercanías de Madrid, lamentablemente una fecha que hizo historia en España. La presión era brutal en todas la unidades policiales implicadas de una forma u otra en la investigación.



En el Cuerpo Nacional de Policía se trabajaba a contra reloj en varios frentes: investigación antiterrorista (conocida como Área de Información), investigación de los explosivos utilizados y revelado de huellas y análisis de ADN por parte de Policía Científica. Dejando al margen otras consideraciones y teorías conspirativas, realmente se cometieron algunos errores, o más bien pequeños fallos de procedimiento, comprensibles por otra parte dada la urgencia de los hechos. Lo cierto es que la investigación se realizó con eficacia y prontitud, como así lo reconocieron numerosas fuerzas policiales de todo el mundo.

Ese mismo día once de marzo de 2004, horas después de los atentados, se recuperó en la localidad de Alcalá de Henares una furgoneta Reanult Kangoo utilizada por los autores de los ataques de Madrid, y se extrajo de la misma una bolsa con detonadores y restos de explosivo encontrada bajo el asiento del acompañante.

De esa bolsa se pudo sacar una huella. El problema es que no se sabía a quién pertenecía, es decir, no estaba fichado en España. El 13 de marzo, se pidió ayuda a otros cuerpos a través de la Interpol. El 2 de abril el FBI les remitió una identificación positiva. Afirmaban que la huella pertenecía a Brandon Mayfield, un abogado estadounidense.

¿Un abogado americano y blanco implicado en el 11-M en Madrid?, suena extraño.

No hace falta señalar el hecho de que los americanos andaban algo preocupados con el tema del terrorismo islamista. Rápidamente se pusieron manos a la obra con la huella y encontraron 18 posibles coincidencias con esa huella en su sistema informático. Investigaron todas las identidades, pero el número uno de la lista era Brandon Mayfield.



¿Porqué Brandon Mayfield?. Quizá influyera el hecho de que estuviera casado con una egipcia musulmana y que se había convertido al islam. Los vínculos eran muy débiles, no había ninguna relación directa con islamistas radicales. Todo eran indicios indirectos, como el hecho de anunciar sus servicios de abogacía en una revista que era propiedad de un sujeto sospechoso de tener vínculos con el terrorismo. O una llamada que realizó su mujer a una entidad caritativa islámica sospechosa de tener vínculos con el terrorismo. Suena todo muy relativo, como cogido con pinzas. Una pinza, que coge a otra pinza, que a su vez… Por no hablar de un informe dudoso de identificación de huellas (identificación lofoscópica). Tampoco pareció pararles los pies el hecho de que Brandon Mayfield no hubiera estado nunca en España o que manifestara que llevaba unos doce años sin salir del continente americano (un argumento fácilmente comprobable).

La policía española recibió del FBI el informe en el que identificaban a Brandon Mayfield como el sujeto al que pertenecía la huella misteriosa. Sin embargo, los expertos españoles en huellas enseguida discreparon de sus colegas estadounidenses, porque en algunos casos las características de la huella de Mayfield y la de la furgoneta coincidían, pero, en otros, las coincidencias eran interpretaciones. El 13 de abril las autoridades españolas informaban al FBI de su disconformidad con esa identificación de la huella.

A pesar del informe español poniendo en duda la identificación, agentes del FBI, ni cortos ni perezosos, le detuvieron en un suburbio de Portland (Oregon) en virtud de la PATRIOT ACT, no le informaron de los cargos de los que le acusaban y no avisaron a la familia del lugar donde se encontraba detenido.

El FBI “se empecinó” en mantener sus conclusiones e incluso envió a la Comisaría General de Policía Científica a expertos para defender la identificación de Mayfield. El FBI presionaba para que aceptara esa identificación, llegando a insinuar que la policía española que no tenían interés en investigar o que se negaban a hacerlo.

El 15 de mayo, la Policía Científica del Cuerpo Nacional de Policía logra identificar con seguridad esa huella de la furgoneta como perteneciente a Daoud Ouhnane, un ciudadano argelino en paradero desconocido que también estuvo en la casa de Morata de Tajuña (Madrid) donde se prepararon las bombas. Rápidamente el FBI envía un equipo de especialistas a Madrid para mantener una reunión de alto nivel y comprobar con sus propios ojos el informe de identificación de los españoles. Quedaron convencidos, sin ningún género de dudas. El 19 de mayo las autoridades españolas hacían públicas las conclusiones del informe de identificación y al día siguiente Brandon Mayfield fue liberado.

Era evidente que el FBI y sus procedimientos de identificación lofoscópica habían fallado. Eran humanos y erraban. Como todo hijo de vecino. Además esos “cabrones españoles” les habían dado una cura de humildad.

En noviembre de 2006 el gobierno federal norteamericano acordó pagar al señor Mayfield una indemnización de dos millones de dólares. El FBI le pidió disculpas públicamente y revisó sus procedimientos internos de identificación lofoscópica para evitar que este tipo de casos se repitieran. Parece que al menos el FBI, aunque no infalible, aprende de sus errores. En cualquier caso ¡bravo por la Policía Científica del Cuerpo Nacional de Policía!. Si no fuera por ellos, quizás ahora Brandon Mayfield estaría en Guantánamo lamentándose de su desdicha.

Enlace al Informe del Departamento de Justicia de EE.UU. sobre este caso. Idioma inglés. ¡Ojo! son 330 páginas y unos 100 megas de tamaño.

http://www.usdoj.gov/oig/special/s0601/final.pdf

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