jueves, 22 de noviembre de 2012

el gran discurso

Carta (imaginaria) de Jordi Wilson Frijoles i Julivert al pueblo amerindio de Cataluña
 Jordi Wilson Frijoles i Julivert, “nouvingut” y“nou catalá”, se dirige al pueblo amerindio de Cataluña:

¡Chamacos del altiplano! ¡Bravos hijos del Inca Capullac! ¡Frijolitos todos! ¡Dejad por un momento el traguito, la bailanta, las peleas de gallos y las balaceras (y hasta los tatuajes a medio hacer), y oíd la voz que surge del fondo de la sangre de la Raza de Bronce! ¡Pachamameños de Cataluña!

Inspirado por el espíritu de nuestros dioses impasibles, los próceres bolivarianos de nuestra gloriosa Independencia y los grandes varones de nuestra Patria Grande (y estimulado por unas ayudas en euros constantes y sonantes de la Generalitat) asumo como indio macho y pisador el deber principal de esta misión señera que es la de hacerles llegar este mensaje vital para nuestro pueblo inmigrante que os transmito con emoción telúrica.

Mi verbo vibrante y mi aliento precolombino quiere haceros comprender la necesidad de tomar decisiones acertadas e impostergables y emprender un camino de victoria que nos ha de llevar a la gloria que una vez soñaron los forjadores de nuestro ser continental.

El saqueo plurisecular de nuestras riquezas por el imperialismo español nos ha llevado a la mediocridad e insignificancia, a la quiebra y al subdesarrollo, al estancamiento y a la esterilidad, que son las realidades visibles y palpables de nuestra América cósmica y universal. Nuestras grandes civilizaciones y nuestras avanzadas sociedades fueron destruídas por el bárbaro castellano lleno de ciega codicia e insaciable apetito de oro, plata y dominación. Los herederos criollos de aquellos brutales conquistadores peninsulares terminaron de echar a tierra los últimos vestigios de nuestros vigorosos y progResistas sistemas sociales y económicos y de pervertir la nobleza innata del hombre indÍgena. El paraíso americano fue substituido por el infierno de la civilización del hombre blanco. Su Dios triste y compasivo reemplazó a nuestros dioses guerreros sedientos de sangre y de corazones palpitantes.

¡Estos hijueputas de la chingada madre nos jodieron bien jodidos con sus malditas vainas!

Desde que los porquerizos extremeños y otros aventureros de baja estofa llegados de allende el gran charco nos redujeran al estado de impotencia actual, la estirpe solar que encarnamos no ha dejado de descender, vencida y postergada en los siglos dolientes de su derrota.

El destierro de nuestra grandeza nos ha llevado finalmente a estas tierras lejanas más allá de donde nace el Gran Oro Celestial. El destino ha querido, por los designios misteriosos sólo conocidos por los dioses ancestrales, que llegáramos a la tierra de nuestros antiguos usurpadores a cumplir la misión inscrita en el lamentos del viento en las alturas superiores de los Andes colosales.

En la lejanía de nuestra Madre Tierra, en esta España dueña de nuestra desgracia y forjadora de nuestro infortunio, hemos encontrado un territorio amigo y reconocido a nuestros hermanos perdidos a donde menos lo esperábamos. Este es el noble pueblo de Cataluña y sus esclarecidos dirigentes que lo conducen por los mismos senderos de libertad y esplendor que nosotros queremos transitar.

En estos catalanes hemos encontrado la imagen reflejada de nuestra propias injusticias a mano del fiero mesetario de la Conquista y el Despojo de nuestra América florida y espinuda. Los catalanes se parecen mucho en lo externo a los españoles, un ojo no ejercitado pudiera confundirlos con sus enemigos seculares madrileños o andaluces. Pero un alma de naturaleza distinta habita este noble pueblo de recto linaje que lleva su prurito aristocrático a querer desterrar el idioma del Imperio de sus nación, idioma de dominación, explotación y usurpación, ese mismo idioma que nosotros hemos de dejar un día para desembarazarnos del último vestigio de alienación impuesta por la transculturación sufrida por los pueblos nativos americanos y recuperar nuestra habla silenciada, nuestros idiomas relegados, nuestra voz perdida.

¡Amerindios de Cataluña! ¡Sudacas del exilio! ¡Soldados del Penco Capac!

Debemos unir nuestras fuerzas a las del pueblo catalán en su lucha contra el opresor español. Su combate es el nuestro. Entre nuestros dos pueblos surge una amistad natural fundamentada en la explotación conjunta a manos de castellanos y asimilados, esa grosera raza española que tanto daño ha hecho en su cruel andadura histórica en ambos hemisferios.

Muchas cosas nos igualan a amerindios y catalanes. Ellos también sueñan con ser República Bananera algún día y Estado fallido sin remedio. Ellos también viven inmersos en la corrupción, el nepotismo, ellos también sufren de la misma efervescencia cerebral, del delirio de la tarumba del equinoccio que nos lleva a ambos a vivir en la realidad mágica de nuestros más fogosos poetas y nuestros más enardecidos generales. Los catalanes también viven una política mafiosa, los chanchullos económicos, el saqueo de las arcas públicas y tienen una Policía que se parece a la de Guatemala. Todo eso nos hace sentir como en casa.

El pueblo catalán, por medio de sus líderes naturales, nos ha demostrado en muchas ocasiones su natural inclinación por sus hermanos en opresión y explotación fiscal. Muchos de nuestros compatriotas gozan de alojamiento gratuito, tres comidas diarias y servicio de lavandería en unos centros de acogida con nombres vernáculos como Cuatre Camins, Brians, Centre Penitenciari de Joves de Barcelona, Centre Peninteciari d´Homes de Barcelona, etc… En estos centros tenemos tatuajes gratis a cargo de la Generalitat, que ha comprendido bien la importancia de nuestras más queridas tradiciones y hábitos y trabaja por la preservación de las culturas.

Otros de nuestros más valiosos jóvenes agrupados en hermandades culturales como los Latin Kings, Ñetas y demás han sido reconocido de utilidad pública y reciben subvenciones generosas del contribuyente catalán. ¡Cuánta diferencia con los EE.UU donde son consideradas bandas criminales y la sola pertenencia a estos grupos basta para ser perseguido! Por no hablar de las naciones de Mesoamerica donde la Policía le mete plomo sin miramiento a cualquier tatuado.

Los indoamericanos apoyaremos siempre la independencia de Cataluña pues su libertad será la nuestra. Nuestros corazones estarán unidos en un mismo latido. Su lucha es la nuestra.

La nueva bandera de esta país sería la del tahuantinsuyo, la bandera del Cuzco, que tiene los mismos colores que la bandera gay, y sabido es que esa es la bandera que lleva en el corazón todo catalán que se precie. Por otra parte como Cataluña es la Meca de todos los putos y los trolos del mundo, la elección de la bandera del arcoiris no podía ser más afortunada. El consenso sobre este punto está asegurado.

Haremos cruzar la hierática llama de nuestros desolados páramos lunares con el bucólico burro catalán y de allí saldrá la raza cósmica indocatalana.

Una nueva especie está por ver el día en Cataluña: la Raza Brava Equinoccial, el Hombre Nuevo Incatalano. Un nuevo país: Incatalunya.

¡Incatalunya es una nació! ¡Visca Incatalunya!

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