domingo, 22 de julio de 2012

esto si es ley del menor..

 Lo tenía todo para acabar mal, y Cristian Fernández no se ha desencaminado. A sus 12 años, puede convertirse en la persona más joven de Estados Unidos en ser condenada a cadena perpetua. Se le acusa de haber matado a golpes en marzo a su hermano de dos años. Dos meses antes le había roto una pierna, en la misma casa de Jacksonville, Florida, donde vive la familia, de origen hispano. A la madre, Biannela Susana, de 25 años, se la juzgará por negligencia, por dejar al bebé a cargo de Christian a pesar de los precedentes de ensañamiento con él, confirmados por los propios allegados.Imagen 
Culpable o no, Cristian ha acabado en una terrible situación a la que parecía destinado. Su padre fue encarcelado por delitos sexuales tras haber dejado embarazada a la madre. Esta dio a luz a Cristian a los 12 años de edad, y a los 14 tuvo que ser acogida con el bebé en servicios de asistencia porque el hijo andaba por ahí solo y desnudo. La abuela, entonces de 34 años, estaba sumergida en las drogas. El padrastro se suicidó enfrente de la familia para evitar ser detenido por abusar continuamente de Cristian.
 
Lo normal es que a Cristian se le juzgara en un tribunal de menores, y por tanto, en caso de ser considerado culpable de la muerte de su hermano, David Galarriego, ingresara en un centro correctivo hasta los 21 años. Pero en EE.UU. cada estado establece sus excepciones para casos singulares, y en Florida se le puede juzgar como a alguien mayor de edad debido a la gravedad del crimen imputado. La fiscalía asegura que el asesinato de primer grado, que en un adulto lleva aparejada la cadena perpetua, fue cometido “con mucha reflexión”, por lo que si quedara libre a los 21 años “aún no habría tenido tiempo de corregirse” y supondría un riesgo para la sociedad.
    
El récord de persona más joven en ser condenada a cadena perpetua en EE.UU. lo podía haber establecido Jordan Brown, a quien se le juzga en Pennsylvania por haber matado presuntamente a la novia embarazada de su padre en febrero de 2009, cuando él tenía 11 años. Brown tiene ahora 13, después de que el proceso haya conocido algunos aplazamientos. Un caso previo en Florida es el de Thomas Thompson, a quien en 1994, a los 13 años, se le condenó de por vida por asesinar a un agente durante un robo en un bar.
  
Cristian presuntamente mató a su hermano con golpes en la cabeza, provocándole derrame cerebral y graves contusiones en el ojo izquierdo y la nariz. Cuando la madre regresó a casa y vio lo sucedido, durante dos horas intentó reavivar al bebé y sólo después llamó a una ambulancia, asegurando que el pequeño se había caído. Los doctores advierten que ese retraso resultó fatal. A ella se la juzgará en septiembre por homicidio involuntario.
                                                                               
“Todo esto es muy trágico. ¡En qué medio ha crecido Cristian!”, ha lamentado Rob Mason, uno de los abogados del chico. “Creo que debería ser sometido directamente a tratamiento, porque la gente que se supone que tenía que protegerle no lo hizo”, considera la abogada de la víctima, Linda Dayson. Pero la fiscalía estima, después de que los servicios psiquiátricos hayan indicado que el acusado es claramente responsable de sus actos, que no hay otra alternativa que la prisión a largo plazo. Según la fiscal, Angela Corey, “el hecho de procesar a un niño de 12 años es algo sorprendente y triste, pero es el único mecanismo legal que podemos usar en este momento para proteger a la comunidad”.
                                                                                                        
Este miércoles Cristian se declaró “no culpable” del crimen imputado y sus abogados seguirán intentando que el proceso sea devuelto a un tribunal de menores, por más que el proceso en la justicia criminal ordinaria sigue su camino. Un gran jurado (el órgano integrado por ciudadanos que en EE.UU. decide sobre el procesamiento, lo que en otros países corre a cargo del juez de instrucción), ya dio vía libre a la excepcionalidad. De momento, Cristian ha ingresado en una cárcel de mayores, aunque permanecerá en celdas con otros menores.

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