martes, 30 de octubre de 2012

el Valle de Aran


El Valle de Arán quiere independizarse de Cataluña



Si existe un territorio en la Península Ibérica –incluido por tanto, Portugal- cuyos habitantes originarios reúnen todos los requisitos posibles para ser considerados un pueblo distinto a los circundantes, ése es el valle de Arán.

Arán quedó dentro de España guerras y pactos fronterizos. En realidad, Arán es una parte de Occitania, y su lengua, el aranés, un dialecto pirenaico del languedociano, “la langue d’Oc”, de la que también procede en buena parte el catalán medieval. Los valles araneses están ubicados en la vertiente norte del Pirineo, y forman parte de la cuenca atlàntica.

Durante los últimos siglos Arán ha sido administrado desde Cataluña, a pesar de que tras la guerra de Secesión los araneses conservaron íntegro su régimen político-administrativo propio dentro de la Corona de España, al contrario de lo que ocurrió con Catalunya. La tendencia de las administraciones catalanas bajo todos los regímenes habidos ha sido tratar Arán como si fuera una comarca más de su país, lo que ha generado no pocos conflictos. A principios de los ochenta del siglo pasado la Generalitat recién restaurada intentó “normalizar” Arán, catalanizándolo, lo que provocó un fuerte rechazo entre la población aranesa y el inicio de un movimiento reivindicativo que agrupó fuerzas políticas y sociales de izquierda en lo que andando el tiempo se convirtió en el partido Unitat de Arán.

En esos primeros años ochenta recuerdo haber visto durante un viaje por Arán los rótulos oficiales a la entrada de los pueblos, redactados en catalán normativo, tachados a espray y con el nombre en aranés escrito encima. También, la explicación que una bibliotecaria de un pueblo aranés me dio acerca de los modos a veces groseros y a veces sutiles en que las autoridades de la Generalitat pujolista y sus funcionarios intentaban imponer la catalanización.

De hecho, Arán siempre ha sido una piedra en el zapato de los nacionalistas catalanes, pues vuelve contra ellos sus propios argumentos de “país oprimido” política y culturalmente. Una anécdota que viví en ese viaje ejemplifica bastante bien todo esto, y cómo el pancatalanismo perdió por completo la batalla en Arán. Entré en un estanco de un pueblecito aranés a comprar tabaco, y en mi condición de barcelonés un poco inconsciente me dirigí al estanquero en catalán. El hombre me contestó en castellano, y seguimos hablando en este idioma. Cuando ya me iba, entraron dos muchachas de aspecto sureño y se pusieron a hablar en aranés con el estanquero, quien contestaba con toda soltura en este idioma. Al salir del estanco las chicas encontraron en la calle a un señor mayor, y se pusieron a hablar los tres en un castellano lleno de resonancias andaluzas. Tomé nota de la lección recibida, y mi curiosidad por la cultura aranesa se incrementó notablemente a partir de ése momento.

La tensión se disparó cuando la Generalitat catalana pretendió, en el marco de la reestructuración de la división administrativa y territorial emprendida tras el fracaso de la comarcalización impulsada por los pujolistas, incluir Arán en una de las nuevas vegueries (regiones) diseñadas, como si fuera una más de las comarcas catalanas. El impulso a esta nueva agresión a la personalidad aranesa partió de Jordi Ausàs, exconseller de Gobernación de la Generalitat catalana. Sostuvo Ausàs que la futura vegueria del Alto Pirineo “no se entendería sin la inclusión del territorio de Arán”. Francesc Boya, entonces máxima autoridad de Arán y líder de Unitat de Arán, le contestó pidiéndole coherencia con lo prometido por ERC, partido de Ausàs, y por su líder Joan Puigcercós en el sentido de que Arán “quedaría al margen de cualquier organización en veguerías”.

El Pleno del Conselh Generau d’Aran aprobó, con el voto de todos los partidos araneses, incluida la sucursal local de CiU, una moción que insta a la Generalitat a “respetar la autonomía de este territorio, reconocida por el Estatuto (catalán), y a no incluirlo en ninguna de las siete vegueries previstas”.

El Conselh consideró que en caso contrario, la Generalitat “violentará el ejercicio de su autogobierno, y de su identidad cultural, histórica, geográfica y ligüística”. Asimismo el Conselh reclama establecer con la Generalitat una “relación directa, de gobierno a gobierno, y sin ninguna intermediación administrativa”.

Definitivamente, Arán es una piedra muy gruesa en el zapato de los nacionalistas catalanes. El Valle de Arán da a probar a Mas su propia medicina y pide el derecho a decidir si Cataluña se independiza
Sede del Consejo General de Arán.

El Consejo General de Arán ha aprobado este lunes una moción en la que reclama el derecho a decidir del pueblo aranès para que pueda votar su encaje con Cataluña si ésta decide emprender un “nuevo camino nacional”.

Según ha informa el propio Consejo, la moción no cuestiona la pertinencia de la Valle de Arán a Cataluña, sino que defiende la necesidad de que los araneses decidan el estatus de su territorio en el caso de Cataluña cambie su relación con España.

Impulsado por Unitad de Arán y aprobada por unanimidad, el texto, titulado ‘Moción a favor del derecho a decidir del pueblo aranés’, reclama a la instituciones catalanas que tengan en cuenta “la voz propia de Arán como pueblo diferenciado y territorio histórico”.
El derecho a decidir de los araneses, según se recoge en el texto, se ejercerá de forma “libre democrática y pactada”, y reside en el pueblo aranés, como sujeto político y comunidad con una carácter nacional, cultura, lengua e instituciones propias.

El artículo 11 del Estatuto de Cataluña reconoce la Valle de Arán como “entidad territorial singular” dentro de Cataluña, y establece que será objeto de una especial protección por medio de un régimen jurídico especial.
El Valle de Arán se niega a la independencia y reitera su lealtad a España

 En 2008, en el programa Els Matins de TV3, Pilar Rahola, ex diputada independentista, se sentaba a la izquierda del moderador Josep Cuní. A su derecha estaba Joan Estévez, que fue presentado como un aranés que venía “con ganas de decirle cuatro cosas a la Pilar” a propósito de un artículo que Rahola publicó en La Vanguardia en el que defendía que los araneses no debían interferir en las decisiones de la Generalitat sobre la reintroducción del oso en el valle de Arán. (Ver video).

Estévez, ganadero y esquiador, escuchó la frase final de Rahola sobre el asunto: “No deben decidir los araneses porque es un asunto catalán”. Estévez replicó sobre el ilógico derecho de Cataluña para decidir sobre si los plantígrados debían estar en el valle de Arán o no. Rahola se encendió: “Desde Cataluña, dices… ¿Tú dónde estás, en Marte?”.

Estévez respondió: “Yo soy aranés. Igual que si a usted le molesta que desde Madrid decidan por usted, porque tiene una identidad, la catalana. La mía es la aranesa, que tiene una lengua y una cultura diferente a la catalana”.

Rahola contraatacó con una pregunta capciosa: “¿Estás en una televisión extranjera?”. Estévez, que en las elecciones de 2011 fue suplente en la candidatura del partido Convergencia Democrática Aranesa-Partido Nacionalista Aranés, respondió: “Si usted va a TVE a Madrid, ¿se considera extranjera?”. A lo que ella contestó: “No estoy en mi nación, sí (me considero extranjera en Madrid)”. Estévez replicó: “Yo ahora no estoy en mi nación. La mía es el valle de Arán. Y Rahola: “Entonces las ayudas públicas las replantearemos”. El presentador intervino: “Estoy asustado con lo que dices, Pilar. Lo que tú reclamas para ti, ¿se lo niegas a otro?”. La ex diputada preguntó: “¿Me estás diciendo que el Valle de Arán es una nación?”. Y Estevez concluyó: “Igual que la catalana”.

Hoy, cuatro años después, Estévez atiende a La Gaceta y asegura que el Valle vive en libertad, “sin imposiciones, que es la diferencia entre el valle de Arán y Cataluña. Mientras podamos sentirnos araneses, el resto es propaganda barata que crea problemas hasta entre los propios vecinos”. Estévez asegura: “El independentismo es teatro.

Hay una realidad en la que creo, que es que Cataluña da más dinero al Estado del que recibe, pero de ahí a pedir la independencia hay un trecho”.

En el valle de Arán se hablan tres lenguas y la bandera de España no es motivo de discusión. Joan Estévez relata que “todos estuvimos en la calle cuando la Selección de fútbol ganó el Mundial”. Sin embargo, “sácala en Gerona. Igual tendrías que ponerte zapatillas de deporte”. “Si Cataluña se independizara de España tendría un problema”, apunta.

“Yo soy aranés y español, ¿por qué me obligan a ser sólo catalán?”, se cuestiona. Esta es la parte principal del argumento independentista. Estévez considera que el problema principal es que “no hay orgullo propio”. “A mí me llaman facha por llevar la bandera de España y siento vergüenza cuando viajo a otros países en los que se muestra con orgullo su bandera. Esto en Cataluña no pasa”. Y sí en Arán.

“Una lengua jamás puede ser una obligación”. Estévez apunta que la naturalidad en las clases en el valle de Arán llega al extremo de que si un alumno no habla uno de los idiomas, el profesor se dirige a todos en el idioma que el alumno entienda. No obstante, explica que si la asignatura es la específica de la lengua, el alumno deberá esforzarse.

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