miércoles, 31 de octubre de 2012

nueva ideologia el Rubalcabismo



La "solución Rubalcaba", un híbrido de urgencia mitad felipismo mitad zapaterismo, ha fracasado. Las exequias fúnebres se celebrarán tras las catalanas, ¿y después? Lo que ha ocurrido en Galicia y en el País Vasco es el acta de defunción del rubalcabismo, un híbrido de urgencia mitad felipismo mitad zapaterismo con el que el PSOE pretendió poner un remedio apresurado a la debacle nacional provocada por los últimos cuatro años de ZP. Pero el rubalcabismo se acaba y una vez pasado el rubicón del las elecciones catalanas de noviembre las exequias fúnebres estarán a pleno rendimiento. Rubalcaba, que con tanta habilidad ha sorteado durante prácticamente veinte años asuntos delicados para él, consiguiendo no pasar de la categoría de "presunto" a la de "implicado", no ha logrado en cambio superar la indiferencia de sus propios votantes.

El PSOE, que ha presumido durante largos años de ser el único partido capaz de ilusionar a las gentes de nuestro país, se paseó el pasado domingo como alma en pena por los escenarios mediáticos, con un Rubalcaba haciendo mutis por el foro y dejando la responsabilidad de la explicación de la derrota sin paliativos en manos de los peones de brega, llámense Oscar López o Elena Valenciano.

A día de hoy el desánimo en la calle Ferraz es total, y las ambiciones cada vez menos disimuladas. De la ambición deCarme Chacón nadie duda, y con su traslado de residencia a Madrid no hace otra cosa que ponerlo un poco más de manifiesto, pero también cada vez se deja ver más por la capital y las terminales mediáticas Juan Fernando López Aguilar. El canario, igualmente heredero directo del zapaterismo, jugaría la baza de darle al partido un tono más sensato frente al desmelenamiento federalista del chaconismo en ebullición.

Incluso José Bono, que no deja de tener su ambición guardada en el cajón por más que diga tenerlo cerrado con candado de siete llaves, no olvida del todo su viejo anhelo de ser un remedio de última hora ante la pelea previsible y dura que se avecina en el socialismo español. Bono vuelve a jugar ahora con una cierta ambigüedad al hablar de su futuro político, y los que le conocen bien saben que no descartaría dar una campanada en un momento de ruina total. De manera que el PSOE parece abocado a debatirse entre la solución gaseosa federal-independentista, el progresismo blandiblú de eterna sonrisa profidén o la solución castizorra y populachera. Mal panorama para España.

Porque no hay duda de que nuestro país necesita en este momento una izquierda seria, profundamente comprometida con España, y no parece que a día de hoy ese papel esté nadie en condiciones de desempeñarlo más allá del intento embrionario de Rosa Díez y suUPyD, al que las propias bases izquierdista de corte españolista de nuestro país no dejan de ver con recelo y desconfianza precisamente por su apego histórico a la marca PSOEque las lleva como ahora al desinterés y la abstención antes que a votar a otras opciones.

El postrubalcabismo es vital para España en un momento en el que nos enfrentamos al mayor desafío independentista de la historia moderna. Si el PSOE no es capaz de reconstruirse sobre bases de amplitud nacional nos encontraremos un escenario político en el que el PP será el única garantía de la unidad de España, y enfrente un conglomerado de nacionalismos varios en su máximo punto de excitación con un Partido Socialista melifluo en la consideración de las llamadas nacionalidades y áspero con España actuando de "palmero federal" como ya está ocurriendo en Cataluña y como hizo Patxi López en el País Vasco.

El problema político que tendrá que gestionar España a corto plazo requiere una unidad sin fisuras de la gran mayoría social del país, y para eso hace falta un PSOE en forma. O elPSOE entierra al zapaterismo y la solución Rubalcaba y adopta una posición inequívocamente nacional o morirá víctima de la postración fagocitado por la marea nacionalista.


Mal se le ponen las cosas a Alfredo Pérez Rubalcaba, muy mal con un partido desvencijado y una auténtica crisis de autoridad. Expele el aroma de cadáver político, forzado como está a achicar el agua a su alrededor, a jugar a la supervivencia al frente de unas siglas cuarteadas, y ello difumina cualquier bandera de alternativa.
Rubalcaba pretende pilotar el PSOE hasta 2016. Eso quedó meridianamente claro de la rueda de prensa en el Congreso de los Diputados del aún secretario general que, sin embargo, ocultó haber arrancado en las horas previas, a golpe de teléfono, el visto bueno – con la boca pequeña – de barones territoriales para sujetarse en el sillón y evitar, de manera inmediata, una guerra interna que haga saltar por los aires los cimientos del partido.

Los argumentos que utiliza, en público y en privado, elaparatchik para sostener a Alfredo Pérez Rubalcaba son tan débiles como poco originales. La misión encomendada hace tan solo ocho meses, la unidad, la necesidad de hacer frente a la presión mediática, la falta de banquillo,… bla, bla, bla. Pero Rubalcaba es consciente del mar de fondo existente en el PSOE, alentado por líderes regionales, algunos de los cuales han carecido de empacho en reafirmarle su apoyo.

Los movimientos más o menos discretos del andaluz José Antonio Griñán, siempre dispuesto a dejarse querer, con el valenciano Ximo Puig permiten aventurar quiénes encabezan la conspiración o, al menos, los que se juntan para lamentarse de la actual situación. En toda esta tesitura subyace algo de difícil solución. La escasa confianza que a los suyos inspiraAlfredo Pérez Rubalcaba. Pero, en política, la confianza lo es todo.

Y lo nunca visto. El propio Rubalcaba padeció un verdadero ataque de nervios ante el temor de una sublevación de militantes teledirigidos para cercar la misma sede de Ferraz al grito de "Alfredo dimisión". Todo quedó en un falso rumor pero la tragedia pareció servida y el entorno del secretario general pareció presto a cavar zanjas en torno al cuartel general y resistir ante un hipotético asedio. Algo que supongo acabará pasando, pero desde las sentinas de la casa.

"Lo importante es estar bien situado", decía estos días un histórico del partido ahora en segunda fila. No se habla de otra cosa en el seno del PSOE.

Valenciano: Sin pelos en la lengua

La absurda carta enviada por eurodiputados de CiU, Iniciativa y el PSC a la Comisión Europea alertando de una supuesta amenaza militar sobre Cataluña supuso un trecho que ninguno de los implicados debió recorrer y se cobró el cese de María Badia como secretaria general de la delegación socialista en el Parlamento Europeo. El PSOE tuvo mucho interés en vender a la opinión pública que la tal Badia llamó por propia voluntad a Ferraz para presentar su renuncia. El caso es que este gesto jamás existió. ¡Ni loca!

En efecto, Elena Valenciano forzó la inmolación de la eurodiputada tras telefonearla hecha una fiera. Como se dice en castizo, la vicesecretaria general se soltó la melena y le reclamó el cargo, que no el acta, como sea. En bandeja de plata, pero sin dejar otra opción a María Badia. Bien está lo que bien acaba, aunque por encima del episodio persiste una duda turbadora: ¿Hubiera sido tan tajante la vicesecretaria general sin la necesidad de mantener en sus cuarteles de invierno a sectores del PSOE deseosos de romper con el socialismo catalán? Qui lo sá.

Zapatero: El conseguidor

A estas alturas conocemos demasiado bien el percal como para sorprendernos por nada. Las grandes corporaciones siguen retratándose de cuerpo entero siendo una suerte de ministerios capaces de hacer un hueco al recomendado del político de turno. Gobierne quien gobierne. La larga mano de José Luis Rodríguez Zapatero se adivina en el desembarco de su amigo Julián Lacalle en una importante caja de ahorros. El otrora director general de Información Nacional (jamás llevó bien eso de la independencia periodística) se ha trabajado un sueldazo en la fundación de la entidad financiera en cuestión, que para eso está, para un roto y un descosido, faltaría más. La vida, para unos pocos, sigue igual.

www.twitter.com/rrodriguezmaeso

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