miércoles, 31 de octubre de 2012

historias de un cateto en Parla



Las últimas actuaciones del líder del socialismo madrileño han llenado de estupor al cada vez menos silente sector crítico de un partido que tradicionalmente ha sido nido de conspiraciones. A rebufo de la crisis generalizada en el PSOE, la situación en el Partido Socialista de Madrid no es mucho mejor. Por todos es conocida la extraordinaria ambición política deTomás Gómez, el exalcalde de Parla, abrumadoramente derrotado por Esperanza Aguirre en las urnas.
Gómez ha visto en la renuncia de Esperanza Aguirre la posibilidad de comenzar a reducir la brecha que tiene noqueados a los socialistas madrileños desde hace bastantes años, pero sus últimas actuaciones han llenado de estupor al cada vez menos silente sector crítico de la otrora Federación Socialista Madrileña, tradicionalmente una de las más problemáticas de España, siempre nido de conspiraciones y descontentos.

La gota que ha colmado el vaso del hartazgo con los modos y maneras de Tomas Gómez ha sido la demagógica andanada verbal lanzada a Ignacio Gonzálezrecientemente en la Asamblea de Madrid ("los abuelos de ustedes nos robaron la infancia, y ahora ustedes nos van a robar las pensiones"). Desde el sector crítico consideran que la política de comunicación del líder socialista madrileño es un auténtico despropósito anclado en el guerracivilismo y el rencor a falta de argumentos de más pesos en una comunidad autónoma que con el Partido Popular ha conseguido situarse a la cabeza de España y también reducir notablemente la tradicional brecha entre el norte y el sur madrileño.

Se quejan además de que Tomás Gómez es arrogante y autoritario con los "disidentes", a los que considera "poco socialistas", y que sus modos en las reuniones internas del partido dejan mucho que desear desde el punto de vista de una estricta educación. El núcleo duro de Tomás Gómez en Madrid está formado por personas de una gran radicalidad izquierdista, algunos procedentes del PCE y por tanto sumisos servidores del férreo control estalinista del partido, y eso a pesar de que al líder madrileño le gusta cultivar una imagen amable y un aspecto saludable, según las recomendaciones más estrictas del nuevo progresismo blandiblú de sonrisa profiden al más puro estiloobamista. No en vano Gómez es con toda seguridad el político español que más horas diarias pasa en el gimnasio.

A los errores de estrategia política se unen los desaguisados económicos. Tomas Gómezdejó en una delicadísima situación financiera al Ayuntamiento de Parla, tal y como ha denunciado el Tribunal de Cuentas en un informe conocido este mismo mes, y ahora las cuentas tampoco le cuadran en su propia federación, aquejada por las deudas, lo que le ha llevado a cobrar cuotas extras a sus afiliados, muchos de ellos jóvenes en paro. Por eso cada vez le critican más que mantenga la sede central del PSM en un palacete alquilado en Callao cuando podría disponer de otros edificios menos costosos como la antigua sede en la calle Miguel Fleta.

Sin embargo, él sigue ajeno a las críticas amparado en el Congreso regional en el que fue elegido el pasado mes de marzo, controlando con mano de hierro una federación que quiere convertir en su lanzadera política. Ahora comienza a tomar posiciones en la guerra que se avecina en el PSOE de cara al postrubalcabismo y le gustaría no tener tan cerca de él a algún nombre incomodo en el entorno del socialismo madrileño como Jaime Lissavetzsky, cabeza visible de los socialistas en el Ayuntamiento de la capital y amigo íntimo deRubalcaba desde los tiempos estudiantiles en el Colegio del Pilar. Mientras que Rubalcabasiga al frente de la Secretaría General del PSOE, Gómez no se atreverá a tocar aLissavetzky. Luego será otro cantar, que es el que está esperando Tomas Gómez para ver si por fin llega "su oportunidad".

Bajan turbias las aguas en el socialismo madrileño, y en Ferraz lo contemplan con preocupación. Sea quien sea el candidato socialista a las próximas elecciones generales, volver a conquistar Madrid, tras tantos años de espera, primero con Alberto Ruiz Gallardón y luego con Esperanza Aguirre, sería un signo inequívoco de la recuperación socialista que a día de hoy se ve tan improbable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario